El juego de la política

Hablaba con mi amigo Diógenes sobre el actual descrédito de los políticos. Con su habitual cachaza e implacable lógica, dijo:

Quizá el problema o parte importante del problema es que todos estamos jugando (a distintos niveles y de manera más o menos consciente) a un juego que tiene los siguientes participantes:

  1. Por un lado estoy yo/los míos/nosotros.
  2. Por otro, ellos.
  3. Y, luego, los demás/los otros/el pueblo/las masas.

Nosotros somos los demás, los otros, el pueblo, las masas: es lo que tanto nosotros como ellos piensan. El objetivo final es vencer a ellos convenciendo (o manipulando si es necesario) a las masas.

Pero hay otro posible juego: si renunciamos al punto 1 sólo quedan ellos y todos los demás, o sea, el nosotros ya no es un grupo aparte y cerrado que se identifica conmigo y los míos. El problema de esta manera de pensar/actuar es que tiene que ser cierta, no nos sirve el engaño aquí, ya que, si se trata de un engaño los demás acabarán dándose cuenta. Es por esto que muchos políticos y la política institucionalizada están perdiendo credibilidad.

Muchos políticos de buenas intenciones siguen jugando al antiguo juego de “yo/los míos/nosotros representamos a los demás/los otros/el pueblo/las masas”, sin darse cuenta de que no tienen opción: o es verdad que ya no hay separación entre nosotros y los demás (pues, políticos somos todos) o los otros acabarán dándose cuenta del engaño.

No se trata de cambiar el lenguaje sino de poner en práctica otra manera de hacer política.

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